6 estilos de trabajo: cómo hacer que cada uno en tu equipo descubra el suyo

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20 de enero de 2024
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Resumen

Los estilos de trabajo son las formas particulares que cada persona pone en práctica cuando trabaja. Si logras determinar los estilos de trabajo de tu equipo, tendrás más herramientas para motivarlos y prepararlos para el éxito. En este artículo, descubre los estilos de trabajo más comunes y qué podrías hacer para lograr un equipo sólido y unido.

La colaboración en el trabajo no siempre es algo sencillo. Sin embargo, hay algo que puede resultar esencial para la buena colaboración: contar con distintas mentalidades en un mismo grupo. Los equipos más colaborativos ofrecen un aumento de la productividad, de la creatividad y ofrecen oportunidades de crecimiento.

Como líder, es importante que reflexiones acerca de tu propio estilo de trabajo y que empoderes a los miembros de tu equipo para que también identifiquen cuál es el suyo propio. Solamente así, podrán colaborar con efectividad y producir trabajos excelentes. Descubre en esta guía cómo lograrlo.

¿Qué son los estilos de trabajo?

Los estilos de trabajo son las distintas formas en que la personalidad incide en el trabajo. Se trata de lo que te gusta hacer, de la forma natural de trabajo que tengas y de aquello para lo que eres bueno. Entender cuál es tu estilo de trabajo es esencial para avanzar hacia tus objetivos profesionales y para generar sinergia con los demás.

Definición de estilos de trabajo

Lamentablemente, la sobrevaloración de ciertos tipos de personalidad y de otras características de identidad, en muchos casos, pueden despertar creencias limitantes o juicios de valor condicionantes sobre tu modo de ser. Todo esto puede disminuir tu autoestima, desencadenar el síndrome del impostor, generar negatividad en un ambiente que de otro modo hubiese sido colaborativo y puede también dañar la moral del equipo.

Es el motivo por el que resulta tan importante no permitir que el estilo personal de trabajo te defina. Más bien, debería empoderarte para capitalizar tus fortalezas, mejorar las debilidades que detectes y entender qué se puede hacer para trabajar mejor con otras personas.

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6 estilos de trabajo para entender el comportamiento de los miembros del equipo

Si bien es cierto que no se puede definir a todo el mundo con un estilo exacto de trabajo, cuando conozcas en profundidad los seis estilos principales, entenderás mejor cuál es el que se ajusta a tu perfil y cuál, al perfil de los miembros de tu equipo. Recién entonces, podrás ofrecer a cada uno todo lo que necesita para desarrollar todo su potencial en el trabajo. A continuación, detallamos los seis tipos de estilos de trabajo.

6 maneras de trabajar

Te recomendamos que primero entiendas bien cuál es tu propio estilo de trabajo, antes de identificar el de los demás miembros de tu equipo. A medida que ayudes a otros integrantes, aprenderás a identificar las diferencias y a evitar prejuicios.

1. Independiente o lógico

  • Fortalezas clave: Determinación, trabajo duro, habilidades para crear trabajos originales y visionarios.

  • Áreas de mejora: Problemas para comunicarse, no es fácil de dirigir y con frecuencia pasa por alto la etapa de planificación.

Los miembros independientes o lógicos de un equipo, también conocidos como “los hacedores” necesitan que se les dé su espacio propio para producir trabajos de calidad. La supervisión y la microgestión no son particularmente de su agrado, ya que prefieren enfrentar los problemas solos.

Tiendes a trabajar muy bien con el encuadre de problemas. Puedes notar un obstáculo y analizarlo hasta encontrar una solución lógica y bien formulada. Con frecuencia, esta actitud conduce a ideas originales y visionarias que aportan muchísimo valor.

Sin embargo, con este estilo de trabajo de lobo solitario, puedes tener más dificultades en entornos colaborativos. Tal vez sientas que pierdes la concentración cada vez que se comparten instrucciones u otras ideas, y es probable que esto afecte negativamente a la planificación y las comunicaciones.

Ejemplo de un miembro de un equipo con estilo de trabajo independiente o lógico: Piensa en un emprendedor bien despierto. En vez de seguir a otros, se hace su propio camino. Cuando alguien le presenta un panorama ideal o le pretende imponer en qué centrarse, por lo general, se resiste y trata de proponer trabajos mejores de su propia autoría.

2. Cooperativo

  • Fortalezas clave: Excelente comunicador, muy bueno con las relaciones interpersonales.

  • Áreas de mejora: Desempeño independiente.

En el otro extremo del espectro de estilos, se encuentra el trabajador cooperativo. Adora el trabajo en equipo en el entorno laboral. Además, se luce al dar y recibir comentarios.

Más que anotar ideas, prefieres expresarlas verbalmente y desarrollarlas con la ayuda de un grupo. Por este motivo, los miembros cooperativos de un equipo tienden a sobresalir en las comunicaciones.

Por supuesto, en oposición a lo que sucede con el trabajador independiente, a las personas con estilos de trabajo cooperativos, por lo general, les resulta difícil trabajar solas. Es probable que las ideas no surjan con naturalidad si no trabajas en colaboración con alguien más. O puedes sentirte intranquilo sin la interacción frecuente que ofrece trabajar en equipo.

Ejemplo de un miembro de un equipo con estilo de trabajo cooperativo: Los gerentes que contratan empleados y los especialistas en gestión de proyectos, en la mayoría de los casos, caen dentro de esta categoría. Para ellos las relaciones interpersonales son muy frecuentes. Valoran que alguien más los ayude a evaluar sus ideas antes de implementarlas.

3. De proximidad

  • Fortalezas clave: Se adapta fácilmente, equilibrado.

  • Áreas de mejora: No todos los proyectos son adecuados para una combinación equilibrada entre el trabajo en equipo y el individual.

Con un estilo de trabajo de proximidad logras un delicado equilibrio, valoras el trabajo individual sin sacrificar la colaboración. Tal vez prefieras tomar una tarea y dedicarte a resolverla tú solo, para después compartir con el equipo lo que has hecho y recibir comentarios con los que mejorarás el trabajo aún más.

Las personas con este estilo cosechan los beneficios de la autonomía sin aislarse por completo de los demás miembros del equipo. También aprovechan las ventajas de la socialización y reciben ayuda. El estilo de proximidad es uno de los más fáciles de adaptar.

Si bien no hay mucho que no puedan hacer los miembros con estilo de proximidad en un equipo, cabe aclarar que no todos los ambientes laborales son propicios para un equilibrio perfecto entre la interacción y el trabajo que requiere concentración. Si trabajas con hojas de cálculo no hay mucho lugar para incluir una “etapa de colaboración”, del mismo modo que en una reunión de equipo no hay tiempo para pensar y trabajar solo.

Ejemplo de un miembro de un equipo con estilo de trabajo de proximidad: Gracias a la adaptabilidad del estilo de trabajo de proximidad, se puede tener un buen desempeño en casi cualquier área de negocios, como en gerencias, finanzas, marketing o en muchas otras.

4. Solidario

  • Fortalezas clave: Emocionalmente inteligente, autoconsciente, hábil para mediar en conflictos, excelente para facilitar la colaboración.

  • Áreas de mejora: Se puede distraer o tener dificultades para tomar decisiones difíciles.

Piensa en el más empático de los miembros de un equipo de tu organización. Es muy probable que tenga un estilo de trabajo solidario. Los miembros con estilo solidario se interesan por forjar relaciones sólidas y mejorar la moral del equipo. Por lo general, es lo que los convierte en excelentes mediadores y conciliadores cuando surge algún conflicto.

Los miembros solidarios tienen un superpoder: una profunda sensibilidad emocional. Si alguien del equipo tiene un mal día o problemas para finalizar una tarea, serás el primero en notarlo. Tal vez te acerques para identificar un problema sobre el que no se haya dicho nada aún, pero que sea el motivo por el que se perciba cierta tensión en el ambiente.

Sin embargo, la inteligencia emocional, a veces, también puede distraer. Cuando el trabajador solidario no se siente muy conforme con alguna decisión importante que se debe tomar, puede quedar paralizado y no avanzar hasta que se encuentre una solución.

Asimismo, los miembros solidarios de un equipo pueden sentirse incómodos al momento de confrontar con un compañero problemático, ya que posiblemente les preocupe la reacción que pueda tener esa persona.

Ejemplo de un miembro de un equipo con estilo de trabajo solidario: Los gerentes o integrantes de los equipos de operaciones o recursos humanos pueden tener estilos solidarios, ya que el trabajo les demanda atención a las necesidades personales del equipo. Quienes ocupan roles relacionados con voluntariado, como la planificación de eventos o los programas de mentoría, también pueden entrar en la categoría de trabajadores con estilo solidario.

Lee: Escuchar para comprender: cómo practicar la escucha activa (con ejemplos)

5. Orientado a los detalles

  • Fortalezas clave: Estratégico, detallista, con experiencia en minimizar riesgos, efectivo para garantizar orden y estabilidad.

  • Áreas de mejora: Trabaja lento, queda atrapado entre los detalles, observando el panorama general.

Si necesitas a alguien que ponga cada punto en la “i” o cada rayita en la “t”, busca a un trabajador orientado a los detalles. También conocidos por estar siempre aprendiendo algo, este tipo de personas son los primeros en leer la “letra chica”. Si este es tu estilo, entonces eres de los que tiende a ser extremadamente estratégico, orientado a los datos y piensas detenidamente en los pequeños detalles que podrían transformarse en grandes problemas con el correr del tiempo.

Puedes confiar en que un miembro del equipo orientado a los detalles minimizará los riesgos. Por ejemplo, corregirá cualquier error posible antes de que se entregue un documento a un jefe. La precisión (en particular, en la forma de expresarse y en la gramática) son muy importantes, al punto de que casi no hay lugar para las imperfecciones.

Por supuesto que la orientación a los detalles a veces puede resultar abrumadora. Nada es perfecto, pero este tipo de trabajadores no se conforma con nada menos que la perfección. Todo esto puede derivar rápidamente en el agotamiento o la saturación. También puede estancar el progreso de un proyecto.

Ejemplo de un miembro de un equipo con estilo de trabajo orientado a los detalles: Las profesiones que probablemente atraigan más a alguien con este estilo son las relacionadas con la escritura, la edición o la docencia. 

6. Orientado a las ideas

  • Fortalezas clave: Optimista, sirve de inspiración para otros, es efectivo para facilitar cambios.

  • Áreas de mejora: Desestructurado, puede descuidar detalles y, con frecuencia, no logra dar seguimiento al trabajo.

Este estilo orientado a las ideas es todo lo contrario al estilo de trabajo orientado a los detalles. Piensan en el panorama general y hacen posibles los cambios a gran escala. En esencia, sería como descartar la lupa y traer el telescopio.

Mientras que los miembros de un equipo orientados a las ideas inspiran a los demás compañeros para que piensen con ingenio, con este estilo no tiendes a organizar bien los detalles. La manera de trabajar es muy desestructurada, por lo que la peor parte del trabajo queda para quienes planifican mejor.

Ejemplo de un miembro de un equipo con estilo de trabajo orientado a las ideas: Las personas orientadas a las ideas, por lo común, ocupan roles más relacionados con lo artístico o con el panorama general de una empresa, como cargos relacionados con marketing, diseño gráfico o incluso, liderazgos de niveles jerárquicos más altos.

Cómo descubrir tu propio estilo de trabajo

Entonces, ¿cuál es tu estilo de trabajo?

Como, por lo general, los estilos de trabajo son inconscientes, no siempre es fácil notar cuál es el que más se ajusta a tu caso. Tal como ya lo hemos mencionado, no todo el mundo encaja perfectamente en uno de estos estilos de trabajo. Algunas personas pueden presentar una combinación de dos o más estilos.

A fin de ayudarte a determinar tu estilo, compartimos algunos consejos útiles que te ayudarán a entender mejor cuál es el que te corresponde y cuáles se adecúan más a cada uno de los demás miembros del equipo.

Cómo determinar tu propio estilo de trabajo

1. Evalúa cómo te comunicas

Muchas veces asociamos la forma en que nos comunicamos con nuestra personalidad. Ciertos estilos de comunicación conservan una relación muy estrecha con tipos específicos de personas. Por ejemplo, las personas que son directas para comunicarse tienden a ser más extrovertidas y menos sensibles.

Lo mismo sucede con los estilos de trabajo. Quienes están más orientados a las ideas tienden a ser personas carismáticas que hablan fuerte y gesticulan con las manos para comunicar lo que piensan. Por otra parte, los de estilo solidario, con frecuencia, prefieren las comunicaciones individuales con sus compañeros y se inclinan por la escucha activa. Probablemente notes que miran a los ojos, asienten con la cabeza y expresan sus emociones con el rostro.

Lee: Consejos de comunicación no verbal: cómo codificar y decodificar señales no verbales

2. Piensa en qué tipo de compañero de equipo eres

Imagínate que colaboras en un proyecto en equipo. Sin pensar demasiado, ¿qué parte del proyecto te atrae más?

  • ¿Quieres desarrollar el plan del proyecto y después hacerte a un lado? De ser así, es muy probable que tengas un estilo de trabajo orientado a las ideas.

  • ¿Prefieres hablar sobre el proyecto con todo el equipo antes de empezar? Si este es el caso, es probable que tu estilo de trabajo sea colaborativo o solidario.

  • ¿Quieres finalizar la mayor parte del trabajo de un proyecto tú solo? Entonces, probablemente, tengas un estilo lógico o independiente de trabajo.

  • ¿Eres el compañero de equipo que se queda hasta tarde el día anterior a una presentación para corregir todo y editarlo? Seguramente, tu estilo de trabajo es el orientado a detalles.

Cuando trabajas en equipo, te inclinas por adoptar el rol que te haga sentir más útil. Aunque esta predisposición puede ser inconsciente, préstale atención para determinar cuál es tu estilo de trabajo.

3. Presta atención a lo que te resulta atractivo

Cuando estás trabajando, ¿qué te hace feliz?

  • ¿Te sientes satisfecho cuando organizas cosas y marcas tareas pendientes como finalizadas? Es una característica de los orientados a los detalles.

  • ¿Disfrutas de crear la agenda para una reunión, pero después permites que las conversaciones fluyan con naturalidad durante el encuentro? En este caso, todo indicaría que el estilo de trabajo es el de proximidad.

  • ¿Te sientes mejor ayudando a tus compañeros de equipo a finalizar tareas complicadas? Aparentemente, se trata de un estilo de trabajo colaborativo o solidario.

Los estilos de trabajo no se relacionan solamente con aquello para lo que eres bueno. También dependen de qué es lo que más te gusta hacer, qué trabajo realmente te satisface.

4. Registra a qué dedicas el tiempo

A menudo, hay cierta disonancia entre lo que queremos hacer y a qué le dedicamos la mayor parte del tiempo en el trabajo. Presta particular atención a cómo distribuyes tus asignaciones a lo largo del día.

Si pasas más tiempo del necesario con alguna tarea en particular, es probable que no corresponda a tu estilo de trabajo. Tal vez no puedas deshacerte por completo de la tarea, pero sí avanzarás con una idea mucho más clara de por qué te sucede eso y, a partir de entonces, encontrarás la forma de simplificarla.

Por otra parte, si notas que una tarea que a los demás les lleva varias horas o días terminarla a ti te resulta particularmente sencilla, seguramente habrás descubierto cuál es tu fuerte.

Lee: El secreto para dejar de procrastinar en el trabajo

5. Determina el estilo con el que afrontas los conflictos

¿Cómo afrontas un conflicto? ¿Lo evitas, compites para ganar o buscas oportunidades para llegar a un acuerdo?

Hay estilos de trabajo que son más adecuados para hacer frente a los conflictos que otros. Por ejemplo, quienes tienen un estilo independiente de trabajo se sienten cómodos con el conflicto porque no le temen a estar en desacuerdo con un grupo, mientras que quienes tienen un perfil solidario tal vez se sientan tentados a evitar el conflicto o a resolverlo lo antes posible.

En cambio, no es nada fácil detectar el estilo con el que una persona orientada a las ideas afronta los conflictos sin conocer más acerca de su personalidad. Es probable que tiendas a ser independiente y que te inclines por creer que tus ideas son perfectas sin la interferencia de otras personas, aunque también puedes preferir la cooperación y disfrutar cuando otros aportan sus ideas controvertidas.

6. Haz un test de estilo de trabajo o personalidad

Muchas veces, la dinámica de la jornada laboral puede alejarte de la autorreflexión y hacer difícil que detectes tu estilo de trabajo. En estos casos resultan útiles los test de estilo de trabajo o de personalidad.

En este tipo de test se simulan escenarios y se hacen preguntas puntuales acerca de cómo actuarías en tales circunstancias. A continuación, compartimos algunos de los test más comunes de estilo de trabajo o personalidad.

  • El indicador de tipo Myers-Briggs (MBTI): El MBTI ha ganado muchos adeptos en los últimos años. Con él se determina la personalidad basándose en cuatro conjuntos de factores: la introversión/extroversión, la percepción sensorial/intuición, el pensamiento/sentimiento y el juicio/percepción. Hay 16 personalidades posibles, y la que te corresponda puede decir mucho acerca de tu estilo de trabajo.

  • Inventario de personalidad NEO revisado: Con este test se determina cuál es tu posición con respecto a cinco rasgos de personalidad: la apertura (Openness), la responsabilidad (Conscientiousness), la extroversión (Extroversion), la amabilidad (Agreeableness) y el neuroticismo (Nuroticism). El acrónimo OCEAN (océano) en inglés se condice con estos rasgos, puedes usarlo para recordarlos. Por lo general, tu afinidad con estas características está íntimamente relacionada con tu manera de trabajar.

  • Cuestionario de personalidad ocupacional SHL: Este cuestionario es útil para acotar distancia entre el tipo de personalidad y el estilo de trabajo. Con él se determina de qué modo los rasgos de nuestra personalidad y nuestro comportamiento influyen en el desempeño laboral. Es una herramienta excelente para determinar si alguien es adecuado para un trabajo o no, a pesar de que no debería ser lo único que se considerara.

Si bien estas pruebas echan algo de luz, no deberías cerrarte a un estilo de trabajo basándote solamente en un test de personalidad. Más bien, tómatelos con pinzas. Son solamente una pieza más del rompecabezas que te ayudará a conocerte mejor tanto dentro como fuera de la oficina.

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Potencia diferentes estilos de trabajo para la colaboración

Trabajar en un equipo con integrantes de diferentes departamentos y estilos diversos de trabajo puede resultar muy complicado. Cada uno tiene sus propias prioridades, habilidades y formas de operar.

Sin embargo, es la misma razón por la que los equipos más diversos logran mayor impacto. Son excelentes para la resolución de problemas y siempre aportan ideas creativas cuando hace falta. Si te preguntas cómo hacer para lograr una buena colaboración entre los miembros de tu equipo con diferentes estilos de trabajo, te recomendamos leer la estrategia que compartimos a continuación.

Cómo usar los estilos de trabajo para tener éxito

1. Identifica los estilos de trabajo de cada uno

Para identificar los estilos de trabajo de los distintos miembros del equipo, hace falta observarlos con detenimiento. Presta atención a señales como el largo de sus emails, cuánto tiempo dedican a cada proyecto y sus estilos de comunicación. Con esta información, categorízalos según los estilos descritos anteriormente.

Otra excelente manera de identificar los estilos de trabajo es mediante la asignación de proyectos al equipo. Una vez que lo hayas hecho, observa cómo se comunica cada persona con los demás miembros del grupo. Debería resultar rápidamente aparente qué es lo que le da energía y satisfacción a cada uno.

2. Aprovecha las fortalezas de cada uno de los miembros del equipo

Nadie quiere trabajar con lo que a uno no le gusta o para lo que no se siente preparado. Ahora que conoces las fortalezas de los miembros de tu equipo, puedes asignarles roles dentro del equipo que sean más adecuados según el estilo de trabajo.

Por ejemplo, a un miembro orientado a los detalles le puede resultar complicado aportar ideas para un producto nuevo. De ser así, trata de que trabaje junto con otro integrante pero orientado a las ideas, para que lo ayude.

Del mismo modo, un miembro solidario o colaborativo probablemente no se destaque por desarrollar el plan de un proyecto desde su escritorio. Intenta, entonces, encontrar una forma de que lleve a cabo la planificación mientras participa en el grupo, para que todos compartan ideas y lo ayuden a superar los obstáculos.

Con esto no queremos decir que solamente haya que asignar tareas que encajen perfectamente con cada estilo de trabajo. Los proyectos nuevos que nos hacen salir de la zona de confort ofrecen oportunidades para aprender y crecer. Más bien, cualquier miembro del equipo debería estar siempre listo y contar con el apoyo necesario para tener éxito en caso de que se presente algún desafío nuevo.

3. Asesora a los miembros del equipo teniendo en cuenta sus estilos de trabajo

Como ya hemos mencionado, el estilo de trabajo y la personalidad van de la mano. No debería sorprendernos que el estilo de trabajo de alguien hablara mucho acerca de lo que esa persona prefiere saber o no. Cuando asesores al equipo, recuerda adaptarte según cada estilo individual.

Por ejemplo, es muy importante que a los miembros independientes del equipo los trates con mucho cuidado. Son sumamente sensibles a la microgestión, de modo que te convendrá tratarlos con profesionalismo y dejarlos tomar las riendas de la creatividad.

Los miembros cooperativos, por otra parte, responden muy bien a los comentarios sobre su desempeño. De hecho, brindar comentarios y compartir ideas son el eje de su estilo de trabajo. Más aún, los miembros del equipo orientados a detalles pueden necesitar que alguien les haga comentarios más exhaustivos y detallados. De lo contrario, podrían volver a la oficina con una larga lista de dudas por aclarar.

Lee: 6 consejos para llevar a cabo una óptima macrogestión

4. Procura la representación de diferentes estilos de trabajo en el equipo

Es cierto que no sería conveniente tener a todos y cada uno de los estilos de trabajo en un mismo lugar (a menos que trabajes con un equipo muy grande). Pero sí es importante reunir la mayor cantidad de estilos posibles. De este modo, se diversifican las fortalezas que tienes disponibles y que transformarán a tu equipo en una potencia imparable.

Imagina a un equipo con todos integrantes orientados a los detalles y analíticos. No solo el progreso hacia los objetivos se volvería sumamente lento, sino que además al equipo le resultaría complicado pensar en ideas innovadoras o creativas.

Asimismo, un equipo completo de integrantes orientados a las ideas carecería de estructura. Nadie tomaría nota de las ideas para desarrollarlas, ni crearía ningún plan detallado a partir de allí.

Crea un ambiente lleno de mentalidades diversas

La resolución de problemas de negocios no es algo que pueda hacer un tipo de persona con una mentalidad específica, es un trabajo que se debe abordar entre muchos. A medida que los proyectos se tornan más complejos, se requieren múltiples perspectivas y habilidades para abordarlos. Como líder, será tu responsabilidad usar tu propio estilo de trabajo y el de los demás miembros del equipo para mejorar la cultura de la empresa y alcanzar resultados magníficos.

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