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La escalera de inferencias es una herramienta que ayuda a explicar cómo tomamos las decisiones. Cada paso en el proceso de toma de decisiones se representa con un escalón de la escalera. Este tipo de visualización no se trata de una serie de pasos que debes seguir para tomar buenas decisiones; sino que, más bien, describe la forma en que naturalmente hacemos juicios basados en nuestras suposiciones individuales. Descubre todo lo que necesitas saber sobre cada escalón de la escalera de inferencias y cómo usarla para desarrollar el autoconocimiento y tomar mejores decisiones para ti mismo y tu equipo.
Como cualquier persona, probablemente haces suposiciones. Nuestros cerebros procesan gran cantidad de información todos los días, por eso a veces tomamos atajos, y eso es totalmente normal. Por ejemplo, suponemos que la escarcha en nuestro parabrisas significa que hace frío afuera, que la hora pico significa que hay mucho tráfico y que la leche que acabamos de comprar es segura para beber.
Si bien estas suposiciones son bastante inofensivas, tomar atajos mentales puede causarnos problemas cuando nos enfrentamos a decisiones más importantes; como a quién contratar para un puesto nuevo, qué inversión empresarial realizar o cómo presupuestar los recursos para un proyecto.
Pero solo porque tu cerebro toma atajos eso no significa que estás condenado a tomar malas decisiones. Cuando comprendes cómo tu cerebro procesa la información, puedes verificar tu razonamiento y basar tus decisiones en datos sólidos en lugar de suposiciones. Y aquí es donde la escalera de inferencias entra en acción.
La escalera de inferencias es una herramienta que ayuda a explicar cómo tomamos las decisiones. Cada paso en el proceso de toma de decisiones se representa con un escalón de la escalera: comienzas en la parte inferior y, luego, subes cada escalón antes de tomar una decisión y actuar.
No se trata de una serie de pasos que debes seguir para tomar buenas decisiones. Sino que describe la forma en que naturalmente hacemos juicios sobre situaciones y cómo nos vemos influenciados por el sesgo cognitivo: errores de razonamiento que nos hacen malinterpretar la información. Cuando comprendes cómo funciona la escalera de inferencias, te das cuenta de cómo tus suposiciones te llevan a conclusiones específicas. Esa conciencia puede ayudarte a evitar el sesgo cognitivo, a dejar de considerar tus creencias como verdades y a tomar mejores decisiones para ti mismo y tu equipo.
El sesgo cognitivo es un tipo de error de razonamiento que tiene un impacto en nuestras decisiones. Describe nuestra tendencia a malinterpretar la información y a tomar decisiones objetivamente irracionales; como seguir viendo una película mala en el cine solo porque pagamos la entrada. El sesgo cognitivo generalmente sucede cuando ignoramos información relevante, enfatizamos información irrelevante o enmarcamos una situación de una manera determinada. Para seguir con el ejemplo anterior, podríamos ignorar cuánto odiamos la película, enfatizar demasiado el costo de la entrada y decirnos a nosotros mismos que salir del cine antes de tiempo hará que nuestra salida sea un fracaso.
La idea de la escalera de inferencias existe desde hace más de medio siglo. El teórico empresarial Chris Argyris propuso el concepto por primera vez en 1970 para explicar cómo las personas hacen y sostienen sus suposiciones sobre el mundo. Él denominó a estas suposiciones “modelos mentales”. Según Argyris, los modelos mentales actúan como una lente para influir en nuestra forma de ver y entender el mundo; luego, decidimos cómo actuar en función de esa comprensión. Más adelante, el profesor del MIT, Peter Senge, popularizó esta idea en su libro “La quinta disciplina: el arte y la práctica de la organización abierta al aprendizaje” de 1994. Según Senge, las empresas pueden mejorar la manera en que los empleados aprenden al ayudarlos a comprender la escalera de inferencias y cómo las suposiciones influyen en su razonamiento.
Lee: Cómo la falacia del costo irrecuperable influye en nuestras decisionesHay siete escalones en la escalera de inferencias. A continuación, vamos a analizar cada paso del proceso de toma de decisiones, desde la observación a la acción:
En la parte inferior de la escalera, observamos los hechos de la situación. Aún no hicimos ninguna interpretación; sino que simplemente asimilamos la realidad de lo que está sucediendo.
Ejemplo de observación: Imagina que estás calculando el cronograma para un proyecto nuevo. Estás trabajando en una campaña de blog de diez artículos, y cada artículo tendrá 1000 palabras. Uno de los principales colaboradores es el equipo de diseño, que te ayudará a publicar cada artículo.
A continuación, prestamos atención de forma selectiva a hechos concretos en función de nuestras creencias personales y experiencias previas. Por lo general, esto significa que no tenemos en cuenta todos los datos disponibles cuando tomamos una decisión. En su lugar, nos centramos en ciertos detalles en función de nuestras propias preferencias o de nuestra agenda. Aquí es donde empieza a aparecer el sesgo, a menudo hasta el punto de socavar nuestra decisión final.
Ejemplo de selección de datos: Escribirás diez artículos, y cada uno tendrá 1000 palabras.
Verificación de la realidad: En este ejemplo, estás hiperfocalizado en lo que tu propio equipo puede producir en un período de tiempo determinado, y pasas por alto el hecho de que estás trabajando con el equipo de diseño para publicar cada artículo.
Después de seleccionar los datos, los consideramos en el contexto de nuestras propias experiencias pasadas y creencias. En lugar de analizar los datos de manera objetiva por sí mismos, los miramos de manera subjetiva a través de la lente de nuestra experiencia.
Ejemplo de contexto: Trabajaste en un proyecto similar el año pasado; pero en lugar de diez publicaciones de blog de 1000 palabras, escribiste cinco. Te llevó una semana escribir y publicar cada artículo, es decir, cinco semanas en total.
Verificación de la realidad: También trabajaste con el equipo de diseño, y pudieron publicar los artículos rápidamente (en un día o dos). Sin embargo, no sabes si tendrán la misma disponibilidad este año.
En este punto, comenzamos a hacer las suposiciones; a menudo sin considerar si son válidas o no. Cuando hacemos una suposición, comenzamos aplicando el contexto del paso tres a una situación particular. Solo tenemos en cuenta las suposiciones que hicimos e ignoramos cualquier explicación o punto de vista alternativos para nuestra situación.
Ejemplo de suposición: Este proyecto es casi exactamente igual al que hiciste el año pasado, así que te llevará una cantidad de tiempo similar escribir y publicar cada artículo en el blog.
Verificación de la realidad: El equipo de diseño se está encargando de una cantidad cada vez mayor de solicitudes de otros equipos, por lo que no podrán priorizar la publicación de tus artículos del blog como lo hicieron el año pasado.
Llevamos nuestras suposiciones un paso más adelante y sacamos conclusiones acerca de qué significa la situación y cómo deberíamos actuar.
Ejemplo de conclusión: Te llevará diez semanas escribir y publicar diez artículos de blog de 1000 palabras.
Verificación de la realidad: El equipo de diseño tiene poca disponibilidad este año y necesitará al menos una semana completa para publicar cada artículo del blog. Eso significa que el plazo para cada artículo es de dos semanas como mínimo, lo que te deja con un total de 20 semanas para la campaña completa.
Luego, transformamos esas conclusiones en creencias personales que trasladamos a situaciones futuras. Esto significa que continuamente reforzamos nuestras creencias cada vez que sacamos conclusiones, independientemente de si esas conclusiones son válidas o no. Este fenómeno se conoce como el “bucle reflexivo”: un tipo de círculo vicioso en el que nuestras creencias influyen en cómo tomamos las decisiones, y luego esas decisiones consolidan nuestras creencias.
Ejemplo de creencia: Podemos usar este tiempo estimado de una semana por artículo para todas las campañas de blogs futuras.
Verificación de la realidad: Esta creencia no tiene en cuenta las circunstancias cambiantes de los colaboradores clave. Si continúas con esta creencia, probablemente tendrás problemas con las estimaciones de los cronogramas para todos los proyectos futuros.
Por último, llevamos a cabo acciones que parecen correctas porque están basadas en lo que creemos. Pero en realidad, estamos actuando en función de nuestras propias suposiciones en lugar de considerar todos los hechos.
Ejemplo de acción: Terminas tu plan del proyecto con un cronograma de diez semanas para toda la campaña.
Verificación de la realidad: Como no tuviste en cuenta toda la información relevante para la estimación del cronograma, tu proyecto se retrasará. Además, las solicitudes de último momento pueden tener un impacto negativo en tu relación futura con el equipo de diseño.
Por lo general, la escalera de inferencias se relaciona con los sesgos inconscientes: suposiciones, creencias o actitudes aprendidas de las que no necesariamente somos conscientes. El sesgo inconsciente, también conocido como sesgo implícito, se desarrolla con el tiempo a medida que experimentamos la vida y nos encontramos con diferentes estereotipos. Este tipo de sesgo no es un proceso de toma de decisiones como la escalera de inferencias; sino que es un factor que influye en nuestro modo de pensar en cada uno de los escalones de la escalera de toma de decisiones.
Por otro lado, la escalera de inferencias ilustra cada paso que damos antes de tomar una decisión y actuar. Diferentes sesgos cognitivos, incluido el sesgo inconsciente, contribuyen en ese proceso. Además, ilustra cómo nuestro proceso de toma de decisiones puede reforzar nuestras creencias y prejuicios, independientemente de si son válidos o no.
Lee: 10 creencias limitantes y cómo superarlasComo mencionamos anteriormente, la escalera de inferencias no es una serie ideal de pasos que debes seguir para tomar buenas decisiones. Dicho esto, aún es una herramienta útil para verificar tu proceso de pensamiento y rechazar de manera activa el sesgo inconsciente. De hecho, puedes usar la escalera de inferencias para evaluar si tus decisiones están basadas en la realidad o en suposiciones.
A medida que avances en este proceso, recuerda que es totalmente normal hacer suposiciones sobre una situación. Así que si descubres que has sacado una conclusión apresurada, eso no significa que seas una mala persona, simplemente significa que eres humano. Además, solo con leer este artículo y evaluar tu proceso de pensamiento, ya estás a un paso de tomar decisiones respaldadas por evidencia de las que podrás estar orgulloso.
Puedes usar la escalera de inferencias durante cualquier etapa del proceso de toma de decisiones, no simplemente cuando ya hiciste una elección. En primer lugar, piensa cuánto has avanzado en tu proceso de pensamiento para identificar en qué escalón te encuentras. Se necesita un poco de introspección, pero si estás atascado, intenta subir la escalera con estas preguntas:
1. ¿Cuáles son los hechos de tu situación?
2. ¿En qué evidencia te estás enfocando?
3. ¿Qué experiencias pasadas o creencias asocias con esta situación?
4. ¿Qué suposiciones hiciste basándote en experiencias pasadas o creencias?
5. ¿Llegaste a una conclusión sobre la situación? ¿Cuál es?
6. ¿Cuál de tus creencias refuerza esta situación? ¿Adoptaste una nueva creencia en función de lo que ocurrió aquí?
7. ¿Qué acción realizaste?
Cuando llegues a una pregunta en la que aún no pensaste, probablemente signifique que estás en el siguiente escalón de la escalera. Por ejemplo, si puedes responder fácilmente las primeras cuatro preguntas, pero tienes dificultades con la quinta, eso significa que probablemente te encuentres en el cuarto escalón: la etapa de “hacer suposiciones”.
Ahora que ya sabes en qué escalón te encuentras, puedes intentar bajar los escalones. En lugar de preguntarte qué piensas en cada escalón, considera por qué piensas eso. Esto brinda contexto adicional para ayudarte a ajustar tu razonamiento, sacar diferentes conclusiones o considerar otros datos.
Para guiarte a lo largo de este proceso, hazte las siguientes preguntas: comienza con el escalón que identificaste en el paso uno y trabaja en retrospectiva hasta “observar la realidad”.
7. ¿Por qué decidí llevar a cabo estas acciones? ¿Podría haber actuado de otro modo?
6. ¿Qué creencia me llevó a esa acción? ¿Esa creencia estaba respaldada por evidencia?
5. ¿Por qué saqué esa conclusión? ¿Esa conclusión está respaldada por evidencia?
4. ¿Qué estoy suponiendo? ¿Mis suposiciones son realistas?
3. ¿Qué experiencias pasadas o creencias estoy asociando con esta situación y por qué? ¿Realmente tienen algo que ver con lo que está ocurriendo ahora?
2. ¿Qué datos elegí tener en cuenta y por qué?
1. ¿Cuáles son los hechos reales que debería estar usando? ¿Hay algo que no estoy considerando?
Ahora que has retrocedido los escalones, probablemente seas mucho más consciente de tu proceso de razonamiento y de cualquier suposición que hayas hecho. En este punto, puedes intentar volver a subir la escalera con una nueva perspectiva. Recorre cada escalón lentamente para asegurarte de no estar dejando que aparezcan nuevas suposiciones.
A medida que avances por cada escalón, imagina que estás explicando tu razonamiento a un colega o amigo. De ese modo, te estás haciendo mentalmente responsable y te aseguras de que tu argumento sea sólido. Mejor aún, ¡recluta a un compañero de trabajo de confianza para que te ayude!
Tomamos decisiones constantemente, tanto en los negocios como en la vida cotidiana. Eso significa que la escalera de inferencias puede resultarte útil para una variedad de situaciones; y no solo para tu propio beneficio. Además de investigar tu propio proceso de pensamiento, la escalera también puede ayudar a los equipos a llegar a un acuerdo, explorar perspectivas diferentes y evitar llegar a conclusiones apresuradas.
Por ejemplo, si los miembros de tu equipo no se ponen de acuerdo en cómo organizar un proyecto nuevo, puedes usar la escalera de inferencias para ayudarlos a ellos (y a ti mismo) a explorar por qué llegaron a determinada conclusión y qué evidencia quizás no hayan tenido en cuenta. De ese modo, tu equipo puede considerar toda la evidencia disponible y tomar la decisión más lógica posible.
Tú y tu equipo pueden usar la escalera de inferencias en cualquier momento en que deban tomar una decisión o llevar a cabo una acción importante. Por ejemplo, puedes usarla cuando tengas que:
Entrevistar a los candidatos para un empleo
Decidir si debes invertir tiempo y recursos en un proyecto nuevo
Hacer recomendaciones para guiar una estrategia de negocios
Decidir cómo estructurar un proyecto nuevo
Elegir el software de gestión de proyectos (o cualquier herramienta nueva) para tu equipo
Brindar comentarios o escribir evaluaciones de desempeño
La escalera de inferencias es una excelente manera de entender tu proceso de toma de decisiones, volver a evaluar tu razonamiento y tomar decisiones basadas en evidencia para ti mismo y tu equipo.
Recuerda: la escalera de inferencias no se trata de una serie de pasos que debes seguir para tomar buenas decisiones. Si buscas una forma de estructurar tu proceso de toma de decisiones (en lugar de evaluarlo), echa un vistazo a estas herramientas:
Sigue un proceso de toma de decisiones de siete pasos.
Usa la toma de decisiones basadas en los datos para transformar los datos en información procesable.
Crea un diagrama de árbol de decisiones para evaluar los posibles resultados, costos y consecuencias de una decisión compleja.
Crea una matriz de decisiones para elegir la mejor opción entre diferentes alternativas.
Cuando se trata de tomar buenas decisiones, la clave son los datos. Elije una herramienta de informes confiable para tu equipo a fin de asegurarte de tener una gran cantidad de evidencia para considerar. Estas herramientas pueden ayudarte a visualizar los datos de una manera que sea fácil de leer, para que puedas utilizar evidencia sólida sin muchos conocimientos técnicos.
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