La exactitud y la precisión son dos formas de medir los resultados. Con la exactitud se mide cuánto se aproximan los resultados al valor verdadero o conocido. Con la precisión, por otra parte, se mide cuánto se aproximan los resultados entre sí. Ambas mediciones son útiles para dar seguimiento e informar sobre los resultados de un proyecto.
Normalmente, los términos exactitud y precisión se usan indistintamente. Pero cuando hablamos de mediciones, su definición es distinta. Que una medición sea exacta no significa que también sea precisa, y viceversa.
Tanto la exactitud como la precisión son aspectos esenciales del trabajo de producción de primer nivel, ¿pero qué significan exactamente? Analicemos las diferencias y cómo o cuándo conviene usar cada una.
Ambas, tanto la exactitud como la precisión son formas de medición que definen cuán próximo se está a cumplir una meta u objetivo. Con la exactitud se mide cuán cerca te encuentras de un valor real de medición, mientras que la precisión muestra cuánto se aproximan los valores medidos entre sí.
El ejemplo del tiro al blanco es la forma más común de diferenciar la exactitud y la precisión. Imagínate que tiras dardos a un blanco. El objetivo es tanto ser exacto como preciso. En otras palabras, dar en el blanco la mayor cantidad de veces posibles. Si simplemente eres exacto, significará que arrojas los dardos y que caen cerca del centro, pero que no dan en la diana todas las veces. Si solamente eres preciso, tus dardos se aproximarán entre sí, pero no necesariamente caerán cerca del centro. En cambio, cuando eres exacto y preciso a la vez, los dardos dan en la diana todas las veces: el mejor escenario posible.
Con la exactitud mides la proximidad de un resultado con respecto al valor real que intentas lograr. En otras palabras, significa cuánto te acercas a lo que pretendes. Puede tratarse de un objetivo estratégico o de un éxito personal, la alta exactitud se produce cuando cumples perfectamente con el valor objetivo. Eres poco exacto si estás lejos de cumplir con lo pretendido. La exactitud se puede determinar después de un evento en particular; pero en caso de que busques determinar si se puede mantener como un éxito a largo plazo, será indispensable que se repita.
Veamos un ejemplo. Has definido un KPI para disminuir la tasa de rebote de tu sitio en un 12 % durante el próximo año fiscal. Si la medición de exactitud muestra que cumpliste con el valor aceptado, exactamente un 12 % para fin del año fiscal, habrás logrado un 100 % de exactitud en la determinación y el cumplimiento del KPI esperado.
Con la precisión se mide cuánto se acercan los resultados entre sí. Si bien es cierto que la exactitud se puede usar en una instancia específica, la precisión se puede medir a lo largo del tiempo. El motivo es que para medir la precisión se requiere de repetibilidad, a fin de determinar el grado de proximidad entre cada conjunto de mediciones. La alta precisión se produce cuando los resultados son similares entre sí, mientras que la precisión es baja cuando los resultados están dispersos. La medición de la precisión es particularmente útil en dos casos:
Cuando intentas evitar cometer el mismo error
Cuando logras buenos resultados y quieres determinar un proceso para la reproducibilidad
Siguiendo el ejemplo anterior, digamos que las tasas de rebote de tus páginas se redujeron en el mismo porcentaje. Entonces, cada página del sitio web desciende a la misma tasa de rebote y en la misma cantidad, independientemente de que sea un 6 o un 20 %. En este caso la precisión es alta, aunque no, exacta.
Para saber si cumples con la exactitud o la precisión, deberás dar seguimiento a los resultados y medirlos. La exactitud y la precisión se miden de maneras diferentes:
Medición de la exactitud: La comparación de tus resultados con respecto al valor esperado. Mientras más te aproximes, mayor será la exactitud. Para determinar la exactitud, deberás haber determinado con claridad los objetivos o las métricas de éxito que intentas alcanzar.
Medición de la precisión: Cuánto se aproximan las mediciones entre sí. Para revisar la precisión, deberás desarrollar un sistema de seguimiento con el que se muestren varios puntos de datos o resultados comparados a lo largo del tiempo.
Si hablamos de sistemas de medición, te convendrá utilizar algo que sea sencillo y exacto. Deberá ser algo como un software para gestión de proyectos con informes universales. Resultará muy útil para dar seguimiento y reaccionar ante los resultados en tiempo real. Por ejemplo, si notas resultados constantes (precisos) que se alejan del objetivo previsto (inexactos), probablemente, tengas un error sistemático que haya que corregir.
Es cierto que todo lo que leas sobre exactitud y precisión responderá al ejemplo anterior del tiro al blanco. Pero veamos algunos ejemplos más prácticos sobre cómo usar la exactitud y la precisión en la cotidianidad.
El escenario es el siguiente: últimamente, tu equipo está disperso; por lo tanto, decides crear una base de datos compartida con la que todos puedan acceder a los datos e informes en un mismo lugar centralizado. Esperas que si conectan toda la información en tiempo real, la colaboración se vea favorecida a largo plazo.
A continuación, presentamos cuatro escenarios posibles sobre cómo se vería dependiendo de la exactitud y precisión de la base de datos:
Exactitud: Si la exactitud es alta, pero la precisión no lo es tanto, con la base de datos que desarrolles, es probable que solamente veas un aumento de la colaboración en uno o dos proyectos.
Precisión: Si solamente hay precisión, probablemente, agregues muchos elementos similares a la base de datos, que tal vez no sean los que tu equipo necesita para colaborar.
Ninguna de las dos: Intentas elaborar una base de datos pero eres el único que tiene acceso. Algo que, evidentemente, no favorece la colaboración.
Ambas, exactitud y precisión: Desarrollas una base de datos compartida con varios proyectos en los que se puede colaborar fácilmente en equipo. El sistema que usas permite la repetición, para seguir colaborando en otros proyectos nuevos que lleguen.
Tu equipo determina el objetivo de responder los tickets de clientes dentro de las 48 horas de haberlos recibido.
Los escenarios podrían ser los siguientes:
Exactitud: Algunos tickets se responden dentro de las 48 horas, pero otros, no.
Precisión: Todos los tickets se responden en la misma cantidad de tiempo, pero no dentro de las 48 horas.
Exactitud y precisión: Todos los tickets se responden dentro de las 48 horas.
Ninguna de las dos: No hay mejoras y el tiempo de respuesta a los tickets es más lento.
Veamos un ejemplo cotidiano mucho más simple. ¿Cómo te vistes para trabajar?
Para empezar, averiguas la noche anterior cuál será el clima del día siguiente, a fin de preparar la vestimenta adecuada. Se espera que llueva, de modo que usarás un piloto y botas impermeables; además, llevarás un paraguas. Si llueve, ¡bum!, allí estará la validación. La vestimenta será exacta. Si no, la ropa seguirá siendo precisa, todos los elementos estarán relacionados entre sí, pero no serán exactos. En cambio, deberás transpirar con toda esa ropa puesta y cargar el paraguas innecesario todo el día.
Entonces, ¿qué necesitas más, exactitud o precisión? Al igual que con muchas otras cosas en la gestión de proyectos, la respuesta es: “depende”.
Para llevar a cabo las iniciativas estratégicas, querrás que ambas se cumplan. Pero si los recursos con que cuentas son limitados, probablemente, no puedas garantizar resultados exactos ni precisos todo el tiempo. En este caso, céntrate primero en una medición exacta. Aunque siempre deberás tener en mente que es importante dar seguimiento a la precisión. De todos modos, te convendrá seguir experimentando con diferentes técnicas para refinar los resultados y volverte más preciso a medida que pruebes.
A fin de cuentas, necesitarás a ambas, la exactitud y la precisión, para llevar a cabo trabajos de excelencia. Posiblemente, desarrolles las habilidades necesarias para la precisión a lo largo del tiempo y sigas errando al blanco hasta que algún día des en la diana. De repente, la precisión alcanza el objetivo esperado una y otra vez. Será el momento en que tu trabajo y la empresa hayan alcanzado un nivel altísimo de ejecución.
Si quieres reducir la posibilidad de error y mejorar la productividad, tal vez haya llegado la hora de buscar ayuda. Hay herramientas para gestión de proyectos con las que puedes dar seguimiento, emitir informes y medir los resultados. Te ayudaremos a perfeccionar el trabajo y a alcanzar resultados más exactos y precisos.
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